Se produjo en el marco en estudio conocido como “desafío humano” presentado ante la Sociedad Estadounidense de Medicina e Higiene Tropical. Los detalles
El virus del Zika puede causar problemas neurológicos en adultos y anomalías congénitas graves en bebés nacidos de madres infectadas durante el embarazo. Con el objetivo de desarrollar una vacuna, un equipo de científicos infectó intencionalmente a 20 mujeres en Estados Unidos.
Este estudio, conocido como “desafío humano”, es fruto de la necesidad de probar vacunas contra el Zika a pesar de la baja incidencia del virus. En este contexto, las participantes del estudio fueron infectadas de manera controlada experimentando sólo síntomas leves y no se reportaron embarazos. Según explica a la revista Nature Anna Durbin, especialista en enfermedades infecciosas de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg y coautora del estudio, no había suficientes casos de Zika para continuar con los métodos tradicionales de pruebas de eficacia.
Tras un cuidadoso proceso para abordar las implicaciones éticas del estudio, Durbin y su equipo inyectaron a 20 de las 28 participantes con una de dos cepas del virus Zika, y a las 8 restantes un placebo. De aquellas que recibieron el virus, todas resultaron infectadas y un 95% desarrolló sarpullido, síntoma común del Zika, mientras que el 65% reportó dolor en las articulaciones. Ninguna de las que recibieron placebo experimentó esos síntomas.
“Con el modelo de desafío, en el que se tiene el 100% de las infecciones, se podría obtener un resultado de eficacia con muchas menos personas” que en un ensayo convencional, afirma Durbin.
Los resultados del estudio se presentaron recientemente en la Sociedad Estadounidense de Medicina e Higiene Tropical en Chicago, Illinois.
Durbin sostiene que estos resultados señalan que las cepas de Zika utilizadas en el estudio pueden ser empleadas de manera segura y eficaz en pruebas de vacunas. “Con el modelo de desafío, en el que se tiene el 100% de las infecciones, se podría obtener un resultado de eficacia con muchas menos personas”, indica.
Un estudio más grande
Asimismo, estima útil el modelo de infección humana en un estudio clínico de fase 3 para determinar la eficacia de la vacuna con solo 50 a 100 participantes. No obstante, Rafael Franca, inmunólogo de la Fundación Oswaldo Cruz, advierte sobre el riesgo de una mayor incidencia de efectos secundarios raros en estudios de desafío de mayor tamaño. Tras el estudio de desafío, Durbin señaló que aún sería requerida una prueba con miles de participantes para establecer la seguridad de la vacuna.
A principios del 2017, un informe de investigadores del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU. y el Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed concluyó que los riesgos de un estudio de desafío humano para el Zika superaban los beneficios. Uno de los investigadores de aquel informe, Ricardo Palacios, especialista en desarrollo de vacunas, señala que él y otros autores estaban preocupados por el riesgo de transmisión sexual del virus a personas ajenas al estudio. Sin embargo, Palacios sugiere que desde entonces se han obtenido valiosos conocimientos, como el limitado riesgo de transmisión sexual, que es controlable.
Pese a la baja incidencia del Zika en la actualidad, los investigadores enfatizan la importancia de continuar con los esfuerzos para crear una vacuna. Neil French, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Liverpool, indica que todavía hay infecciones, aunque menores que durante la epidemia de 2016, y reitera que existe una sólida justificación para el desarrollo de una vacuna.
“Teniendo en cuenta los cambios asociados con el calentamiento global, los mosquitos se están adaptando rápidamente y esta plasticidad ecológica significa que están invadiendo nuevos hábitats, lo que significa que los países no endémicos del Zika pueden comenzar a ver transmisión”, dijo a Forbes Krishanthi Subramaniam, investigadora que forma parte de un equipo que desarrolla una vacuna contra el Zika.
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Fuente: infobae.com
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