Investigadores de Países bajos descubrieron que ese sistema de diagnóstico podría cambiar la forma en que se monitorean los embarazos y mejorar los resultados para los bebés pequeños para su edad gestacional
Usar ultrasonido para medir el flujo sanguíneo en la placenta y en el feto podría ayudar a detectar problemas vinculados con el bajo peso al nacer, informan unos investigadores.
Como explicaron los investigadores holandeses, se determina que alrededor de un 10 por ciento de los fetos son “pequeños para la edad gestacional” tras un examen de ultrasonido en el útero. A algunos recién nacidos con bajo peso les va bien, pero otros pueden tener una placenta que funciona mal, y eso podría ponerlos en peligro.
A menudo, el parto debe ser inducido. “Esto significa que es increíblemente importante rastrear qué bebés son más pequeños debido a la placenta”, señaló el autor principal del estudio, Wessel Ganzevoort, profesor asociado de obstetricia en la UMC de Ámsterdam.
Por supuesto, el ultrasonido se ha utilizado durante mucho tiempo para rastrear el crecimiento fetal. Sin embargo, la nueva investigación utilizó el “ultrasonido Doppler” para observar más de cerca la resistencia de los vasos sanguíneos dentro del cordón umbilical. Según los investigadores, eso puede dar a los médicos pistas vitales sobre la salud de la placenta.
La ecografía también examina el flujo sanguíneo en el cerebro del feto. Si el suministro de sangre es demasiado alto, eso también podría indicar un mal funcionamiento de la placenta. Como explicaron los investigadores, una placenta de bajo rendimiento puede provocar una falta de oxígeno para el feto y otros peligros.
El uso de la ecografía Doppler puede ayudar a los médicos a determinar si un feto de tamaño insuficiente requiere una monitorización más estrecha o no, dijo el equipo de Ganzevoort. “Al añadir esta ecografía Doppler al plan de atención de estos bebés de tamaño insuficiente, se puede detectar y monitorizar mejor el riesgo más alto de problemas relacionados con el parto”, comentó en un comunicado de prensa del centro médico.
“Los bebés pequeños para los que la medición es normal también pueden ser monitoreados de manera menos intensiva. Por lo tanto, hay una mayor probabilidad de que el parto se lleve a cabo de forma natural, sin intervención”.
Como parte del estudio, el equipo holandés también quería ver si inducir el parto antes de las 37 semanas de trabajo de parto podría mejorar los resultados de los bebés que se pensaba que estaban amenazados por un mal funcionamiento de la placenta. El equipo descubrió que la inducción temprana no mejoraba, de hecho, los resultados.
Por lo tanto, ahora creen que puede ser más saludable dejar que un bebé se beneficie de permanecer más tiempo en el útero. La investigación aparece en la edición del 5 de febrero de la revista British Journal of Obstetrics & Gynaecology.
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Fuente: infobae.com
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