7 de junio de 2024

El enigma del leopardo de las nieves, el superdepredador que también come hierba




El análisis genético de sus heces muestra que la dieta del mayor carnívoro de Asia central incluye hojas de arbustos y es más variada de lo que se creía




El leopardo de las nieves es un félido dentro del orden Carnivora. Pero el estudio de las heces de varios ejemplares ha identificado decenas de restos de plantas en ellas. Podría pensarse que se debe a una ingesta accidental: al cazar a un íbice o a un argalí, las dos especies caprinas que representan el grueso de su dieta, podrían tragarse restos vegetales presentes en sus estómagos mientras los devoran. Pero al analizar las deposiciones de los herbívoros no encontraron las mismas variedades de hojas que las que había en las de los felinos. Solo quedan dos opciones. O se las comen para combatir el hambre o cumplen algún tipo de función medicinal como se ha observado en los primates. Los autores de la investigación no saben con qué explicación quedarse.

La reserva de Sarychat-Ertash, en las montañas Tian, que hacen de frontera entre Kirguistán y China, alberga a una veintena de leopardos de las nieves. Este félido ocupa la cúspide de la cadena trófica en las zonas de Asia central, donde sobrevive rodeado de recientes amenazas. Investigadores de varias universidades japonesas y la organización Snow Leopard Trust han dedicado los meses de primavera y otoño de 2017 a 2023 (la nieve del invierno y el deshielo del verano complican el trabajo el resto del año) a recoger heces de una decena de especies. Además de las muestras de los leopardos, también recolectaron las de otros dos depredadores —lobos y zorros—, varios herbívoros como el argalí, un carnero de imponente cornamenta, y también de íbices asiáticos. El análisis en el laboratorio también identificó deposiciones de oso pardo y de marmota, un roedor que es una presa también de los tres carnívoros analizados. En total recopilaron 150 muestras fecales, 90 de ellas de leopardos.

En su trabajo, publicado en Royal Society Open Science, lograron identificar la presencia genética de presas en ocho de las heces de los leopardos. Pero lo llamativo es que hallaron ADN vegetal en 77 de ellas. ¿Son vegetarianos? La profesora del Centro e Investigación de la Vida Salvaje de la Universidad de Kioto (Japón), Kodzue Kinoshita, lo niega enseguida. “No hay duda de que el leopardo de las nieves es un carnívoro”, dice la coautora de este estudio. Lo que sucede es que buena parte del rastro genético vegetal en sus heces procede en realidad de alguno de los herbívoros que cazó y se comió. Cuando hallaron plantas en las heces, algunas veces no encontraron el ADN de alguna presa, “pero en general detectamos ADN animal en ellas”, explica la investigadora.

Lo intrigante fueron las veces en que esto no fue así. Para descartar que todo se debiera a una ingesta accidental del contenido intestinal de la presa, realizaron un análisis para ver qué tipos de plantas estaban presentes simultáneamente en la misma muestra fecal. Encontraron material genético de tres grandes familias, las poáceas, asteráceas y tamaricáceas. Mientras que las dos primeras estaban en las mismas muestras con restos animales, no sucede lo mismo con la tercera. “El análisis mostró que Myricaria sp., que es un género de plantas dominante en las heces del leopardo de las nieves, coexistía negativamente con el ADN de las presas”. Que restos de estas plantas de hoja caduca propias del clima continental frío tiendan a ser detectados en muestras sin presencia de restos animales “sugiere que consumen este arbusto de forma intencionada con frecuencia, en particular cuando su tracto digestivo está vacío”, detalla la científica japonesa.

Pero hasta aquí llega Kinoshita: reconocen no saber por qué el mayor carnívoro de Asia central come hierba y hojas. En general, las plantas no son muy digeribles, a diferencia de los tejidos animales. La celulosa presente en las células vegetales exige sistemas digestivos especializados, como los de los rumiantes. En cambio, el leopardo de las nieves ha evolucionado morfológica, fisiológica y conductualmente como carnívoro: su dentición está diseñada para desgarrar y cortar, sus papilas gustativas son muy sensibles a los aminoácidos (proteínas), poco sensibles a los azúcares presentes en la fruta y escasa tolerancia a los compuestos amargos, habituales en las plantas. Además, tiene un tracto digestivo muy corto. Nada le facilita tener una dieta mínimamente vegetariana.

“Desconocemos por qué los leopardos de las nieves comen plantas. Pero según nuestros artículos publicados anteriormente, creemos que comerlas no les ayuda a excretar o vomitar las bolas de pelo que todos los felinos acumulan en el estómago”, dice Kinoshita. Existe otra posibilidad, también relacionada con la salud. Algunos animales, en especial los primates, usan plantas medicinales o insectos para purgar a los parásitos intestinales o curar alguna herida. Aunque la técnica usada en el análisis de las heces no permitió bajar del nivel del género, entre las 13 especies que integran el de las Myricaria sp, una de ellas, la M. bracteata, forma parte de la medicina tradicional tibetana y contiene elementos con capacidad antiinflamatoria. “En el futuro, esto podría aclararse, por ejemplo, investigando las propiedades medicinales y el valor nutricional de las plantas, la adaptabilidad a sus compuestos químicos, la relación con las bacterias intestinales o la relación entre la conducta de comer plantas con otros comportamientos”, termina la científica japonesa.

En conjunto, las heces de todos los animales analizados permitieron conocer al detalle el ecosistema de Sarychat-Ertash. En los excrementos de los leopardos encontraron ADN de argalíes, íbices y, en menor medida, marmotas. La presencia se invierte en el caso de los lobos, que tienen al gran roedor como principal presa. Mientras, en las deyecciones de un depredador de clase media como el zorro vieron el rastro de varias especies de pequeños roedores y liebres. No hallaron trazas de ningún argalí en las deposiciones de las hembras del leopardo. Para los autores del trabajo, esto podría deberse a que este ungulado es demasiado grande para ellas, pues esta especie presenta un marcado dimorfismo sexual en favor de los machos.

(Lea también: El fundador de Nvidia augura una ‘nueva revolución industrial’ gracias a la IA generativa

Fuente: futuro360.com

SÍGUENOS EN GOOGLE NEWS



MÁS NOTICIAS